domingo, 17 de julio de 2011

Historias mínimas

La capacidad de síntesis es algo que atribuyo más a los demás que a mí misma. Suele gustarme planificar las subordinadas de mis textos, irme por la tangente, incorporar rarezas incomprensibles a mis relatos, y modos que no hacen otra cosa que sumar caracteres a la prosa.

Sin embargo, en los primeros años de secundaria, suelo buscar que mis alumnos impriman claridad y precisión a sus textos. Claro, es lógico confundir extensión con precisión (extensión máxima: 15 renglones. Estampida de “¿pueden ser más?” “¿máxima o mínima?”). Y claro también, en los primeros años respetar la consigna es todo un tema.

—“Chicos, una gran historia no es la historia más larga, sino la más precisa, la que atrapa desde la exactitud de las palabras utilizadas, de las formas convocantes”.

Y otra vez me repito: “la consigna debe ser muy clara”. Más claridad que el mismo texto no te deje seguir escribiendo, echale agua. El twitter está hecho para dar Surrealismo y vanguardia en 1º año, —pienso en voz alta.

Por lo tanto, luego de una clase teórico-introductoria, de las formas de expresión, de los temas abordados y del contexto histórico de las vanguardias en general y el surrealismo en particular; luego de sendas lecturas de Rimbaud, Oliverio, Felisberto Hernández, Baudelaire, Macedonio y Alejandra Pizzarnik, pediré a los chicos que se saquen una cuenta de twitter.

Nuevamente la consigna deberá ser clara: dividiremos la clase en grupos de a cuatro o cinco integrantes y propondré un tema para cada grupo, y a escribir textos/fragmentos/microrrelatos en 140 caracteres. Luego, los publicaremos en twitter, con un hashtag elegido para tal fin (#3del7). Haremos particular hincapié en la idea de lo público (todos vemos el mensaje enviado en forma de poesía) y del uso del lenguaje.

Y de la idea de lo público pensaremos en el trabajo en equipo, en el trabajo colaborativo; en cómo armar pequeñas o grandes poesías o relatos vanguardistas a partir de la conjunción de todos los relatos. Hablaremos de la construcción colectiva. Construcción de lo público que se hará visible en un paper li creado para ordenar la información hecha poesía.

Querré lectura consciente del “sí mismo” y de “los otros” y pediré recorridas y críticas certeras desde un buen lugar, desde el lugar de la construcción. Pediré que se haga de cada tema en principio, una poesía o un relato de vanguardia. Deberán los cuatro o cinco integrantes de cada grupo trabajar conjuntamente en la elaboración de esta suerte de “cadáver exquisito”. Y todas las voces (todos los twitters) deberán ser parte de él. Todas estarán yuxtapuestas en el relato infinito que parte finito.

El valor se vislumbrará al final de la actividad. Seremos extensos desde lo breve, seremos equipo de trabajo desde lo individual; romperemos la línea de lo privado e indiviso, seremos menos selectivos en principio. Seremos todos.

Seremos vanguardia porque seremos todos. Y diré, con Arthur Rimbaud: “Solidísimos bribones. Muchos han explotado vuestros mundos”.


viernes, 8 de julio de 2011

Un particular rito de pasaje


Ante la afirmación de que los blogs se están muriendo (Casciari, 2008, http://vimeo.com/2660151), y ante la inevitabilidad de tal acontecimiento en su circuito vital, me interesó pensar en cuestiones relacionadas con la vida (mi blog tiene apenas meses de estar en este mundo virtual; yo, unos añitos más). Vida que busca, en el contacto con los otros, la redefinición de su propia identidad. Lo busca el blog, lo busca uno/a desde su blog (formato de letra, tamaño, diseño, contenido).

Puede que sea algo parecido a algún rito de pasaje esto de “la internet” y la creación del blog en su interior, esto de los nuevos códigos, los nuevos lenguajes, las nuevas formas, los nuevos lazos, las nuevas leyes…Como si se tratara de un ritual selk’nam donde los jóvenes deben ser iniciados en los deberes hacia la comunidad para convertirse en verdaderos cazadores. Todos somos los jóvenes, todos debemos aprender a cazar las presas adecuadas; desnudos ante la inmensidad de la noche, pintados a la hora de la ceremonia; todos, como los selk’nam, morimos y volvemos a nacer. Paradójicamente, también se ha dicho que los selk’nam (onas) han muerto, que se han extinguido, pero la verdad es que los descendientes están, se cuentan y se autodefinen en función de sus abuelos. Los blogs seguramente morirán, pero nunca del todo: vendrán sus descendientes mestizados a proponer nuevas y reforzadas identidades.

Puede que hoy sea mi excusa hablar del blog como espacio de trasmisión, expresión y comunicación primera, libre e incuestionada (no hay comité editorial que esté diciendo cosas a mejorar, cambiar, o incluso que te rechace). Tal como si fuera ese rito de pasaje que casi no tiene puntos y aparte, la pregunta iniciática sería:

— ¿para qué?

Y el sabio de la tribu o el consejo de ancianos me responderían:

—para crear genuinamente tu ser en este mundo, para apropiarte del conocimiento necesario para esta nueva etapa que hoy se inicia.

— ¿Y cómo, grandes maestros, cómo llegar, si es tanto y tan variado lo que hay que aprender, si es tan largo, sinuoso y cambiante el camino?

—Selecciona entre tanta dispersión…, conoce la herramienta y genera estrategias para su uso…

Claro, todo esto en el supuesto pero muy supuesto caso que el o los sabios de la tribu quisieran explicarme esto de la vida y la muerte y el transcurrir entre ambos momentos…y claro también, depende de qué tribu se tratara, capaz siquiera hubiera sabios…o fuésemos todos integrantes y sabios a la vez; tal vez tendríamos que acudir todos a todos para recabar informaciones tan preciadas. Y si todos somos sabios en rito de pasaje, lo cual no deja de ser una paradoja, deberemos pensar nosotros (y no otros) en el tiempo; en ese tiempo finito que nos convoca, el que se escurre; en la fragilidad y el querer dejar huella en lo dicho y en lo no dicho; en los retos que hubiésemos recibido por no ser sistemáticos; en los retos de los sabios porque nos estamos dispersando demasiado, porque en este mundo que corre no se puede estar en la misa y en la procesión. Y necesariamente tendremos que pensar en el desafío de apropiarnos de las herramientas con un fin determinado, con un objetivo aunque no esté del todo claro en todo momento; el desafío de elegir y ser minuciosos en la selección de contenido; el desafío de acotar sin acortar; el compromiso de tener libertad; el desafío de dinamizar internamente la circularidad propuesta; la generación casi espontánea de vínculos, hipervínculos, imágenes y sueños con formas de blog.

Viviremos cuestionados. Hombres y mujeres cuestionados por ellos mismos. Todas las redes nos interpelarán, nos incitarán, nos trasvasarán. Y los límites, los límites deberemos ponerlos nosotros; nosotros los que tenemos la posibilidad a este acceso en el mundo global. Porque no vayamos a creer que el mundo ha cambiado tanto en otros términos.

Y como dibujitos en nuevos cuadernos, seremos selk’nam resignificados en nuevos ritos, tal como los ha retratado Tomás Infante (http://tomasinfante.blogspot.com/2010/04/selknam-s.html) a quien agradezco sin conocer la circularidad del arte. En definitiva, de eso se trata, ¿no?.

sábado, 2 de julio de 2011

¿Propiedad intelectual o legalidad de la co-construcción?

Comienzo esta reflexión con una cita en lo referente al contenido que circula en la web y la propiedad de ese contenido circulante. Centro mis pensamientos en voz alta en la posibilidad de concebir las TIC’ s (nuevas tecnologías) como herramientas pedagógicas teniendo como meta el proceso de enseñanza-aprendizaje. Situada en el contexto 2.0, Silvia Andreoli afirma que “la validación de dicho contenido se realiza a través de la participación activa de todos los usuarios en el espacio digital” (Andreoli, 2011). Conocimiento descentralizado, accesible y co-construido.

¿Por qué reflexionar sobre estas cuestiones?

Considero indispensable que tengamos una discusión seria y sincera al interior de nuestras disciplinas y en nuestro rol de educadores acerca de los derechos de autor (como exclusivos) y el concepto de autoría —que lleva en su seno el de protección—.

¿Y por qué (en términos de finalidad y finitud) discutir estos términos o conceptos?

Porque seguimos escuchando frases del estilo: “es de mi propiedad intelectual”; “me imagino que citás al autor”, y una amplia gama de etcéteras.

Es curioso, existe una frase que se usa en derecho y que versa: El desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento (¿quién me la comentó?¡no lo recuerdo!¡el conocimiento circula!). Desde este lugar, la organización Creative Commons señala:

“Las licencias Creative Commons están de hecho basadas en el derecho de autor. Son un ejercicio práctico del mismo. En vez de conservar todos los derechos como opción por defecto, el autor decide qué derechos le interesa conservar y cuáles desea liberar” (http://www.creativecommons.org.ar/staticpages/staticpage/faq/#1-04).

Me detengo en los conceptos de libertad (de la obra cultural), elección (el artista/intelectual elige los posibles usos de su trabajo) y co-construcción (construcción de contenidos en base a mutuas contribuciones). Concordamos en este punto con Grant (cit. por Andreoli, 2011) al definir las prácticas de búsqueda de información que ofrece la web 2.0 como mucho más flexibles y menos rígidas; que alienta a comprometerse con el conocimiento de manera diferente y ofrece la posibilidad de participar en nuevas prácticas colaborativas de co-construcción de conocimiento.

Si abogamos entonces por estas ideas tan caras a nuestro círculo y discurso docente (trabajo colectivo/colaborativo, respeto por el otro, generación de contenidos conjuntos, contenidos transversales, solidaridad) debemos —creo, humildemente— trasladar vis a vis a los alumnos estas formas de considerar la construcción del conocimiento.

Me preocupa el hecho de cómo pensar la edificación de un pensamiento crítico y abierto en este sentido, más acorde con los nuevos contextos que estamos viviendo. Sostengo que no podemos transmitir estas maneras de trabajar a los chicos si antes no confiamos que es posible y, sobre todo, realizable, entre colegas (algo si se quiere similar al planteamiento de Edith Litwin en cuanto a la transparencia, la validación y los usos del conocimiento que el docente debe exponer a sus alumnos, http://www.youtube.com/watch?v=pm9ekD5DiXs).

Me preocupa, de hecho, que sigamos sosteniendo principios tan fuertes como el de propiedad y el de individuo y cómo se los transmitimos a los alumnos. No olvidemos que nos escuchan. Y me atrevo a reflexionar sobre esto porque hay cosas que tengo muy claras, y tienen que ver con la dimensión ética, que atravesó y atravesará la historia de la humanidad; dimensión de la cual no estamos exentos hoy.

Por eso acudo metafóricamente a la ley. Cosa rara la legalidad. ¿Y si comenzamos a creer en la legalidad (y no sólo en la legitimidad) de la participación, del trabajo con los otros (“remixar”), de crear y experimentar, de interactuar; en definitiva, de co-construir? Si conocemos las reglas (léase Creative Commons, software libre, wikis) sabremos exactamente cómo posicionarnos frente a este nuevo contexto de producción y las nuevas dimensiones que pudiera adquirir.